viernes, 14 de mayo de 2010

Luchar, luchar y luchar

Desde hace casi un año, una persona a la que estimo enormemente padece una dura enfermedad a la que intenta plantar cara a diario. Su lucha, la de él y su familia, se ha convertido en la lucha de todos aquellos que por diversos motivos le hemos conocido y compartido con él agrables momentos a la sombra de un árbol centenario de la jerezana barriada de Las Tablas o disfrutado de sus paellas y barbacoas, mientras que analizábamos la realidad de una localidad tan compleja como Jerez. Sé que las ansias de seguir viajando, de ver a sus dos soles (una morena y otra rubia) triunfando en los escenarios o pasear junto a su insuperable compañera de aventuras le está dando fuerzas para pasar este mal trago y que dentro de unos meses estaremos de comilona abriendo una buena botella de vino que tengo reservada para tal ocasión.

Pero mientras tanto, las idas y venidas desde Sevilla para recibir la radioterapia se hacen eternas. No logro comprender cómo el Hospital de Jerez, perteneciente a una población de más de 200.000 habitantes y que atiende a pacientes de toda la provincia de Cádiz, no tiene en marcha una sala de radioterapia. Esto, señores, clama al cielo. De hecho, es inaceptable. Y no entiendo como nadie denuncia esta alarmante realidad en ningún medio de comunicación local. Que un paciente con cáncer tenga que recorrer más de 180 kilometros a diario para recibir su correspondiente tratamiento (entre la ida y la vuelta a Sevilla), es de juzgado de guardia. Sin contar que muchas de estas personas no tienen como ir y venir, por lo que se trasladan en las correspondientes ambulancias que les facilita el SAS, un transporte que para evitar pagar el peaje utiliza el camino más largo, la Nacional IV, y donde van incómodamente sentados tras recibir unas duras sesiones de radioterapia que te dejan totalmente noqueado.

¿No les da vergüenza a las autoridades competentes que esto esté ocurriendo? Ellos que presumen de Sanidad Pública... Jerez necesita un servicio hospitalario completo y de calidad, no parches, como las obras de ampliación que se están ejecutando y que nos vendieron como el remedio a todos nuestros males, y que como era de esperar van con retraso. Jerez sí necesita un segundo hospital y aunque ahora tengamos que apretarnos el cinturón por la actual situación económica, en las agendas de nuestros magnificos políticos ésta debería ser una prioridad absoluta. Y es que en cualquier momento, cualquiera de ellos, de nosotros, podemos requerir de estos servicios sanitarios, porque nadie está a salvo de esta enfermedad.

Mientras tanto, luchar, no rendirse y mirar al futuro con la certeza de que todo irá bien es lo que nos hace seguir hacia delante. Apretar los dientes y estar junto a quienes lo necesitan, aunque en muchas ocasiones no lo hagamos tanto como deberíamos. Por ello, porque a veces estoy ausente quiero disculparme.

Sé que todo irá bien y, después de los examenes de las oposiciones de algunas y antes de que otras voleis a New York, estaremos celebrando que los viajes a Sevilla y las visitas médicas forman parte de una etapa dura pero superada que nos ha abierto una nueva puerta hacia un futuro donde volveremos a debatir sobre la vida y su complejidad a la sombra del árbol, junto a la huerta, y con un hombre formidable en todos los aspectos.


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